En las carcomidas maderas del barco de los
espurios habitan las cucarachas, entre la putridez de los húmedos restos de
alimentos desechados. Y no y necio y solo, alguien asciende una espiral bajo el
espectro de la luminosa timidez de un
rayo clavado en su lengua glacial, junto a miles de seres enhiestos, cubiertos
por mantos, de desgastado aspecto, tejidos por manos de niños tullidos, de
niños turbados, junto a almas que nadan al lado de barcas cruzadas por barqueros ciegos
en busca de anclados cerberos a la tierra, en espera de un óbolo que nunca
llega.
En la tierra vacía, el hombre brega,
ciego, alucinado, en busca de nada, olvidado.
2 comentarios:
Vamos ciegos incluso cuando hay luz...
Yo como un topo...qué mejor que sorprenderse con lo q ha de llegar...
Vaale sorpresas d las buenas... las demás q se queden en lo oscuro jajajaa
Saluditos de la chica q iba con retraso en esto d leerte!!jeje
Ciegos en un mundo de ciegos, y tropezando. Pero siempre me haces reír, y eso es impagable.
Un beso Isabel
Más retrasado yo, en lo de contestarte.
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