Ahora veo la piel ajada, en mis manos; ya las de mi abuelo, las de mi madre, las del infierno, las de la muerte, las de la nada. Piel vacía, piel seca, piel inerte. Podría sentarme a soñar, pero para qué, si debo seguir andando.
¿Cómo era aquello? "Imaginar el mañana, soñarlo y llegar a él, conquistar la libertad interior...".
