domingo, 29 de diciembre de 2013

Desinencia

Desde el Mulhacén (subiendo).
 
No siempre calma el desasosiego la contemplación del espacio vacío, la nada, el silencio como forma o cualquier otro elemento, en un intento de aislarse o ausentarse de uno mismo, de incluirse dentro de uno, de casi saciarse de sí.
Es, siento, como inmolarse en las ausencias de los amores perdidos, de los irredentos. Un suicidio lento, agónico, vivido.