lunes, 16 de mayo de 2011

Sólo un bocado

Fresco. Románico. Boí.


Mordió la fruta como si fuese la última. Una gota de líquido le escurrió por la comisura. Sonrió con la mirada. Intentó decirme algo, pero el bocado sólo le permitió un ruido extraño que rodeó de risas. Los ojos achicados y el pecho convulsionándose. El pelo suelto, movido apenas, lacio, casi etéreo. Seda en la piel. Un gato negro al lado. Un angelote mira la escena desde una esquina, casi con sorna.
No puedo sino arrodillarme como ante una imagen sagrada.
Vivir, a veces, es como caminar sobre un lecho de nenúfares en un estanque dorado, como levitando.